Electricaribe, todo un cuento…
La historia de Electricaribe es
todo un cuento al estilo macondiano, pues la ola de protestas en estos días se
venían anunciando como en el cuento de Algo
muy grave va a suceder en este pueblo, de nuestro siempre recordado Gabo, en
donde los moradores de un pueblo se avisaban entre sí sobre un siniestro
destino que tendría la población y, como en la historia, los rumores se venían
esparciendo y la gente se puso de acuerdo en alzar su voz de inconformismo para
exigir el arreglo de daños que mantenían por horas a barrios enteros sin luz,
cosa que consiguieron aunque luego de una mezcla entre gases y piedras con el
ESMAD.
Y es que esta semana que acaba de
terminar por las calles de Barranquilla y su área metropolitana se dieron
diversas manifestaciones a raíz de las fallas del fluido eléctrico, las que
ocurrieron como producto de las primeras gotas de lluvia que en el año caen por
esta zona, por lo que quedó en evidencia la ausencia de mantenimiento a las
redes y la falta de planificación por parte de la comercializadora del servicio
de energía eléctrica, es decir, de Electricaribe.
Los caribeños desde hace años
vivimos agobiados con un pésimo servicio y altas tarifas; y es que esta empresa
de la multinacional Gas Natural Fenosa ha podido actuar libremente bajo la
mirada cómplice de las instituciones del Estado que en muy poco, por no decir
que en nada, han velado por el bienestar de los colombianos que habitamos esta
parte del país. Electricaribe, a pesar de sanciones, quejas, procesos
jurídicos, etc., sigue siendo la que, desde 1998, vende el servicio de luz a
los más de 180 municipios de la Región Caribe, además de recibir aportes por
parte de la Nación como los contemplados en el FOES (Fondo de Energía Social) y
el FSSRI (Fondo De Solidaridad Para Subsidios y Redistribución de Ingreso).
Se necesita con urgencia una
Acción Popular, o sea, que nosotros mismos como pueblo nos decidamos a darle su
tatequieto a Electricaribe y no
seguir poniendo falsas esperanzas en la Superservicio u órganos de control;
mucho menos en el alcalde de Barranquilla, Alex Char, que se muestra ahora como
el “chacho” del cuento y el que está “dispuesto a todo” para detener las
arbitrariedades de esta multinacional. Si distinto fuera el personaje otro gallo cantaría, pero de la familia
Char y sus aliados algo bueno para todos no se puede esperar, más bien, ya
entre manos deben tener algún negocio en donde puedan ellos ofrecer el servicio
de energía eléctrica.
En nuestras manos está la
posibilidad de que las acciones populares que vayamos a realizar tengan frutos,
por lo que toca romper esquemas, realizar campañas permanentes e informar a
nuestros vecinos sobre el mal negocio que para todos ha sido Electricaribe.
Quizás aún en la Constitución del 91 haya herramientas útiles para enfrentar
este flagelo, hagamos uso de ellos, y juntémoslo con la pelea en la calle para
que la luz pueda volver a nuestros hogares.
Johan Mendoza Padila
@JohanMendozaP
Colaborador de La Plena
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